La Divina Pastora de Santa Rosa


Tres millones de personas se congregaron el sábado 14 de enero para acompañar en una procesión de siete kilómetros y medio, a la Divina Pastora, la madre milagrosa del pueblo larense, desde la iglesia del Pueblo de Santa Rosa hasta Barquisimeto (capital del estado Lara/Venezuela), donde se le rindieron los máximos honores en la Catedral Metropolitana. Como buena barquisimetana, soy devota de La Pastora, y tuve la oportunidad de visitarla un día antes de la procesión, en la iglesia de Santa Rosa, ya vestida con el hermoso traje amarillo que seleccionaron para la visita número 156, como se la ve en el encabezado de esta entrada.

Iglesia del pueblo de Santa Rosa

La Divina Pastora es sacada de su nicho, un día antes de la Procesión

Bajo el arco, a la salida de Santa Rosa el día 14

La sacaron en hombros los miembros de la cofradía de la Divina Pastora, un grupo de 150 feligreses encargado de llevar en peregrinaje a la imagen junto a otros creyentes que de esta manera pagarán promesas a la Virgen. La imagen estará alejada de su santuario durante tres meses, para recorrer las 54 parroquias de la capital larense.

Punto de encuentro al comienzo de la Avenida Lara
La Pastora se pierde ante la inmensa multitud

La virgen subió con su multitudinaria feligresía por la Intercomunal de Cabudare hacia la Avenida Lara, al comienzo de la cual, la recibimos mi madre, mi hermana y yo, pasado el mediodía. La Patrona llegó a la Plaza Macario Yépez, donde la esperaba la Orquesta Pequeña Mavare, dirigida por Eduardo Montesinos, para rendirle homenaje y posteriormente prosiguió por diferentes arterias viales (avenidas Morán, Vargas y Venezuela, entre otras), y alrededor de las 6 de la tarde llegó a la Catedral de Barquisimeto.


La Pastora pasa a menos de 2 metros de nuestro punto de encuentro,
rumbo a la plaza Macario Yépez

Se dice que esta procesión es la segunda peregrinación más grande de Latinoamérica y la tercera en todo el mundo, precedida por la que se realiza en México a la virgen de Guadalupe y en Portugal a la virgen de Fátima. Sin embargo, discrepo de ello toda vez que a la Virgen de Guadalupe no se le realiza procesión sino concentración en su basílica, por lo que la procesión de la Divina Pastora, debería de ser la primera "procesión" de América.
Tres millones de fieles la acompañaron hasta la catedral

El comienzo de la veneración por la Divina Pastora se remonta al año de 1736, fecha en la cual el párroco de Santa Rosa encargó a un famoso escultor que le hiciera una estatua de la Inmaculada Concepción. No obstante, por una extraña equivocación, en lugar de la Inmaculada, llegó al pueblo la imagen de la Divina Pastora. De inmediato el párroco quiso devolverla, pero por mucho que lo intentaron, no pudieron levantar el cajón donde habían colocado la imagen. A partir de este momento la población interpretó este raro acontecimiento como señal de que la Divina Pastora quería quedarse entre ellos. Posteriormente, durante los sucesos del terremoto de 1812, el templo donde se veneraba la Divina Pastora fue destruido, pero su imagen quedó milagrosamente intacta, hecho que reforzó la creencia de los fieles de Santa Rosa de que la Virgen quería quedarse siempre entre ellos para protegerlos.

En 1855, se desató en Venezuela una terrible epidemia de cólera. Muchas familias de Barquisimeto fueron diezmadas por el terrible mal, ante lo cual fueron completamente inútiles medicinas, lamentos y plegarias. Desesperados y como último remedio, los pobladores decidieron sacar en procesión por las calles de Barquisimeto la imagen de la Divina Pastora para implorar su misericordia. El padre Macario Yépez rogó ser él la última victima, lo cual fue concedido, ya que a partir de ese mismo día, cesó la epidemia de cólera.

Dejo la imagen de La Divina Pastora que se levanta majestuosa en la esquina que intersecta las avenidas Venezuela y Bracamonte de Barquisimeto, con el monumento “Una flor para el Mundo” al fondo,  estructura de tres niveles con una bóveda de 16 pétalos que se abren y cierran sobre un “tallo” hidráulico de 19 metros de altura, que se inspira en los monolíticos tepuyes de la Gran Sabana, así como en la flor nacional de Venezuela, del arquitecto Fruto Vivas, de la Expo Hanóver 2000.
 
Next
Previous